Con los mezcladores digitales no es raro tener la oportunidad de decidir qué señal de entrada asignar a qué canal. Para algunos fabricantes, la función se llama enrutamiento o Routing en algunas configuraciones de I/Os. Aquí todo el mundo usa el término Patching.
Básicamente, se simula digitalmente qué cable y dónde está conectado en la consola.
La forma más sencilla de pachear es haciendo un Patching 1 a 1. Aquí la entrada local 1 está en el canal 1, la entrada 2 en el canal 2, etc. Pero pronto nos vamos a dar cuenta de que en muchos casos esta no es la opción más inteligente. Tan pronto como se conecta una caja de escenario digital, no queda otra que recurrir al pacheo, porque las entradas locales se dejan de usar y las señales son captadas a través de una interfaz de audio digital. Pero la flexibilidad en el Patching también tiene el valor del oro en muchas otras situaciones, por ejemplo en la integración de Backing Tracks y/o pistas de claqueta vía USB.
Algunas consolas también ofrecen la opción de crear capas personalizadas o incluso de asignar libremente toda la superficie de mezcla. De esta manera no sólo es posible pachear libremente las entradas a los canales, sino que también se pueden repartir los canales entre los faders en el orden que se desee. Suele ocurrir con frecuencia que aparecen señales que no se esperaban y que luego pueden asignarse simplemente al grupo de faders correspondientes. Con frases como: “Por cierto, todavía tengo una caja de batería lateral” o: “Vaya, hoy tocamos la canción en la que el guitarrista también canta”, ¡ya no te pones a sudar!