En un mundo dominado por las mesas digitales, esta Yamaha emerge para salvar a los que seguimos en la era analógica. Sencilla, sin grandes pretensiones, cumple perfectamente su cometido sin ningún tipo de problemas. Buen sonido, buena potencia y suficientes características para entretenerte un rato. Eso sí, se echa de menos el poder individualizar los efectos por canal.