El Subharmonicon es un instrumento extraño, en el buen sentido. Es una mezcla de secuenciador analógico y sintetizador (también analógico) capaz de generar polirritmias complejas con variaciones harmónicas basadas en ciclos.
Básicamente, el Subharmonicon consiste en dos secuenciadores analógicos de 4 pasos, que corren en paralelo, cuatro generadores de ritmo y un sintetizador (también analógico) con dos osciladores, cada uno de los cuales tiene, a su vez, dos subosciladores. Cada oscilador y suboscilador puede afinarse por separado. Cada oscilador permite asignarle una de dos formas de onda: diente de sierra o cuadrada, pero ofrece además la posibilidad de una tercera opción, en la que se asigna una onda cuadrada al oscilador y de diente de sierra a los dos subosciladores. No es una gran variedad de opciones, pero para el objetivo del instrumento son mas que suficientes.
Para controlar el sonido, el Subharmonicon cuenta con un filtro típico de Moog, con resonancia, y dos generadores de envolventes, uno normalizado al filtro y otro al amplificador. Los EG solo tienen dos pasos, ataque y decaimiento.
Lo divertido empieza con el carácter semimodular del Subharmonicon. No es necesario hacer nada para empezar a trabajar con él, pero a la derecha, hay un panel de conexiones que permite interconectar los modulos internos entre si por medio de latiguillos, lo que aumenta inmensamente las posibilidades del aparato.
Pero, ¿qué es lo que hace especial a este instrumento? Bueno, la filosofía básica es así. Cada uno de los dos secuenciadores puede asignarse libremente a cualquiera de los dos osciladores o cuatro subosciladores y a su vez, cada uno de los cuantro generadores de ritmo puede asignarse a cualquiera de los dos secuanciadores. Esto permite generar polirritmias muy complejas, cuando cada uno de los subosciladores van a ritmos distintos, que además cambian el contenido harmónico del sonido según estén afinados los subosciladores con respecto al oscilador principal. Suena un poco lioso, pero es sencillo cuando se pone en marcha.
La construcción es solida y fuerte, típico de Moog. La calidad se ve en todo, desde el sobrio panel frontal de acero a la calidad de los botones y perillas, que son firmes y responden perfectamente. Los paneles laterales de madera pueden desmontarse para montar el Subharmonicon en un rack de formato eurorack.
El sonido es típico de Moog, profundo, rico en graves y con mucha pegada, y a pesar de la aparente simplicidad de la sección de sintetizador, da mucho juego en el diseño de sonido gracias al carácter semimodular.
Pros: francamente, casi todo. Originalidad, sonido, facilidad de manejo, calidad de la construcción, opciones, claridad en el manual de usuario (que incluye incluso algunas plantilla de patches como ejemplos), opciones como la cuantización en la afinación de los osciladores, y mil mas. Y además es increíblemente divertido.
Contras: casi nada. Hay algunas cosas que, en mi opinión, son mejoreables. Por ejemplo, los dos osciladores y los cuatro subosciladores están controlados por un único filtro y un único generador de envolventes, es decir, el sonido es parafónico, no realmente bifónico. En el uso normal, no es tan importante, pero quizás un EG y filtro por oscilador añadirían más versatilidad (y mucho mayor precio). También sería de agradecer que los secuenciadores tuvieran un número mayor de pasos. Tal y como está (dos secuenciadores de 4 pasos) las posibilidades son infinitas pero uno se queda con las ganas de saber que podría haberse hecho con 6 u 8 pasos por oscilador (aunque, una vez más, el precio se habría disparado.
Quizás la principal contra del Moog Subharmonicon es que no es un intrumento para cualquiera. Salvo que te interese experimentar con polirritmias o tener a tu disposición un recurso muy especializado y muy diferente, es un instrumento que no se adapta a cualquier tipo de música. Por mi parte, estoy muy satisfecho.