Aunque ya hace tiempo que he desestimado el utilizar una caja de ritmos física en mis producciones (por su elevada complicación prefiero utilizar software) echaba de menos un aparato para trastear fácilmente y esbozar ideas. El PO-12 parece haber sido la solución perfecta. Intuitiva a la par que llena de secretos (el manual de uso que incluye es mínimo y en los diferentes foros de internet se van revelando nuevos "huevos de pascua") este monstruito ofrece una gran versatilidad y un sonido muy muy potente. Su sonoridad puede ser un tanto lofi, glitch o referente al sonido de las SNES, pero está llena de encanto. La creación de patrones es sencillísima, puedes crear secuencias con los mismos, añadir efectos (muy entretenido) y entre los sonidos hay un sinte y un bajo, con lo que también puedes crear melodías. Si hay algo que no me convence es su aparente fragilidad, pues para abaratar costes viene con la placa al aire, sin carcasa. De todos modos siempre puedes comprarla a posteriori si el producto te convence y así es más accesible. En definitiva, un pequeño monstruo con el que irse al fin del mundo.