5. El Arco

El arco pertenece de forma esencial tanto a un violín como a una viola o a un violonchelo, porque sin él no podríamos hacer sonar óptimamente un instrumento de cuerda de arco. Por tanto aquí reside la diferencia primordial con los otros instrumentos de cuerda que son punteados. Los instrumentos de cuerda de arco fundamentalmente se hacen sonar con el arco, aunque ocasionalmente también se puntean (esta técnica se llama Pizzicato).

Vemos la importancia del arco rápidamente cuando pensamos cómo se genera el sonido en un instrumento de cuerda de arco. Quien ha intentado alguna vez extraer sonido de un violín con un arco nuevo a estrenar, probablemente se habrá asombrado de que a excepción de un pequeño rascado, no se consigue hacer vibrar las cuerdas en absoluto (esto también puede ocurrir cuando se ha llevado el arco a poner crines nuevas) ¿Que le falta al arco entonces? Es la llamada colofonia, un producto pegajoso de resina que se aplica previamente frotando en las crines del arco. Una vez aplicada la colofonia comienzan a sonar las cuerdas del violín o del violonchelo de la forma característica que conocemos. Echemos un vistazo con una lupa a lo que pasa realmente cuando el arco entra en contacto con una cuerda. El arco reposa sobre la cuerda y, aunque tiremos de él, en principio se queda adherido a la cuerda. En algún momento al aumentar la fuerza el arco se despega liberando la cuerda. Y este proceso se repite desde el principio una y otra vez. El movimiento de retroceso se denomina también "efecto Slip-Stick". En esta fase se produce la oscilación de la cuerda, y finamente el sonido.

Los arcos actuales para violín, viola y violonchelo son bastante similares en su construcción, pero existen algunas diferencias. El arco se compone de la vara, que puede ser cuadrada u octogonal, y que se extiende hacia arriba formando la punta. Debe poder mantener la tensión del pelo de forma prolongada y sin que se curve irremediablemente. La madera más idónea para su construcción, y también la más ampliamente extendida, es la madera dura brasileña o de pernambuco. También existen varas construidas con fibra de carbono, los llamados arcos de carbono. Mientras en la punta se fija la mecha de crines, en el otro terminal tenemos la posibilidad de tensar las crines por medio de una tuerca que regula la tensión de la mecha. Lo decisivo aquí es la superficie de contacto con la que serán rasgadas las cuerdas. Esta superficie de contacto se compone de cerca de 190 a 250 pelos de crin de caballo. Se opta por la crin de caballo porque es especialmente áspera, (bajo el microscopio se aprecian como unos diminutos ganchos). Ahora deben fijarse esas crines de alguna forma, y el arco debe estar construido de tal manera que se asiente óptimamente en la mano. La construcción de un arco, tal y como hoy lo conocemos, también tiene un desarrollo histórico a la espalda. Antiguamente el arco tenía una forma muy distinta, algo más parecido a un arco de caza, es decir, redondeado y arqueado hacia el exterior.

Las crines quedan fijadas en la llamada nuez, y esta nuez queda fijada a la vara de forma que puede desplazarse por medio de un tornillo para variar la tensión de las crines. La misma nuez se compone normalmente de ébano. Antiguamente también se utilizaba el marfil o el hueso. A menudo encontramos en la nuez un adorno u ornamento circular, se trata de una incrustación de madreperla, el ojo. También el tornillo, que puede ser circular o anguloso, presenta frecuentemente decoración. A veces encontramos un revestimiento o forro en la vara a continuación de la nuez que se aplica para el apoyo del pulgar y suele ser de piel, y justo después también podemos encontrar un entorchado de hilo. Para la guarnición del arco se emplean diferentes materiales. Puede ser compuesta de plata, alpaca (una aleación con níquel), u oro. Esto también marca las diferencias de calidad y precio. En los arcos maestros se estampa el sello del taller constructor del arco, grabado en la madera por encima de la nuez.

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