El mejor signo de que este reposapiés cumple perfectamente con su función, es que, si ya lo tenés bien regulado a la altura óptima para vos, te olvidás que está ahí en cuanto pusiste tu pie encima y empezaste a rasgar tu guitarra. Porque no tambalea, porque tu calzado queda "adherido" a su cubierta de goma, y en esa comodidad (¡cadera y columna agradecidas!), podés concentrarte en la música misma. Los materiales son todos muy confiables, cada posición calza perfectamente, y donde lo ubiques se queda firme. No me atrevería a pararme sobre él con ambos pies, pero sí me atrevo a asegurar que es sobradamente robusto y confiable para lo que está hecho. Totalmente recomendable.