Resumir la historia de los sintes en un par de párrafos es imposible: esta historia es como un puzzle, hecha de un montón de intuiciones e invenciones desarrolladas por las mejores mentes de los dos últimos siglos.
Los inicios
¿Quién fue el primero? Los primeros experimentos que unieron el sonido y la electricidad vinieron a manos de Alfred Graham en 1895 y que dieron pie al primer dispositivo controlado por voltaje: Electric Musical Tones.
Los errores y el «alumbrado» ayudaron mucho a su desarrollo: cuando la administración de Londres intentó arreglar un problema de zumbidos en el alumbrado callejero, en 1899 William Du Bois Duddell se dio cuenta de que las frecuencias emitidas por las bombillas son audibles y se pueden controlar cambiando el voltaje aplicado a los electrodos. that the audible frequencies emitted by lamps could be controlled by changing the voltage applied to the electrodes.
Así nació el Singing Arc, un instrumento electrónico cuyo concepto no dista mucho de lo que encontramos en sintetizadores con control de voltaje, donde el voltaje aumenta o desciende con un ratio de 1 voltio por octava. Pero para llegar a ese punto necesitamos un poco de zumo de premio Nobel antes…
Los sintetizadores son instrumentos electrónicos; los definimos como tal porque un generador electrónico como por ejemplo los osciladores producen sonidos sin ninguna vibración de naturaleza acústica o mecánica.
El annus mirabilis de la música electrónica es 1906, el año en el que se descubrió el triodo, el cual se conoció primeramente como audion o válvula termoiónica debido a sus propiedades de oscilador en banda de audio. Inventado por Lee de Forest, el triodo surgió de otra idea brillante, nombrada a partir del diodo de John Ambrose Fleming patentado en 1904: si el diodo permitía controlar flujos actuales, el triodo podía amplificar las señales eléctricas o generar oscilaciones persistentes.
Desarrollo
Una serie de invenciones como els Theremin, el Ondes Martenot y el Trautonium – nos acercó al RCA Mark II Sound Synthesizer, un dispositivo que adquirió la Universidad de Columbia en 1957 en Nueva York, pero se empezó a desarrollar en 1951 por los ingenieros Herbert Belar y Harry Olson de los laboratorios Bell.
Considerado el primer sistema de producción de sonido electrónico con una serie de osciladores y módulos que permitían el control de la altura, intensidad y timbre del sonido a través de un protocolo imprimido por el compositor en un rollo de papel perforado, el sonido se generaba a partir de 12 osciladores sinusoidales, y la onda se modulaba y procesaba a través de filtro. El Mark II no era un instrumento digamos, intuitivo y sencillo, además ocupa una habitación entera; fue apodado como Victor (de Frankenstein, claro) por su monstruoso tamaño.
A veces cuando se explica la historia de los sintetizadores se salta a los predecesores del Mark II, como los sintetizadores ópticos desarrollados en Rusia desde los años 20, échale un ojo al ANS desarrollado en 1937 por Yevgeny Murzin – o el Sackbut electrónico (1945 – 1948) del canadiense Hugh Le Caine, considerado por muchos como el padre de los sintes con control de voltaje.
Sin lugar a dudas, el transistor fue el ingrediente fundamental para el desarrollo y nacimiento de los sintetizadores a gran escala. Heredero directo del triodo, fue concebido en 1947 en los laboratorios Bell por Walter H. Brattain, John Bardeen y William Schockley, galardonado con un premio Nobel de física en 1956. En 1951, este nuevo componente electrónico facilitó las dinámicas del control de voltaje y abrió camino a la miniaturización.
Con la introducción del control de voltaje, el aumento o descenso de voltaje eléctrico permitía la síntesis de la frecuencia, timbre, forma de onda e intensidad del sonido a través de circuitos de control, que ponían a disposición diferentes voltajes, generaciones y procesamientos de sonido. Los diferentes dispositivos de control y producción (módulos) se conectan unos a otros en unidades, y esto llevaría a los populares sintetizadores modulares.
Bob Moog
Robert A. Moog tomó prestada la estructura modular, la estrategia de control de voltaje y el interés en los dispositivos basados en transistores de Hugh Le Caine, Raymond Scott y Harald Bode; y presentó en Nueva York, en 1964 sus módulos musicales basados en control de voltaje o Voltage-Controlled Music Modules.
Aunque se cite a Bob Moog como padre de los sintetizadores, el no tiene la autoría del sistema de control de voltaje, pero si que fue el responsable de popularizar este sistema gracias al éxito inmediato de la producción en masa de productos Moog. Su popularidad en parte se debía a las posibilidades de producción de sonido y la facilidad de uso de los innovadores productos modulares de Moog.
Mientras que Bob Moog se estaba preparando para revolucionar el mundo añadiendo teclados a sus modulares con la intención de resolver los tres principales problemas con los que se encontraban los compositores electrónicos (tamaño, estabilidad y control del instrumento) en la otra punta de Estados Unidos, otro grupo de gente desarrollaron el potencial del control de voltaje. Los compositores Ramon Sender y Morton Subotnick experimentaron las limitaciones del equipo que había por entonces en el San Francisco Tape Music Center, y acabaron recurriendo a Donald Buchla y el 100 series Modular Electronic Music System, también conocido como Buchla Box, que surgió de la necesidad de racionalizar la operación de composición.
En Italy la investigación vino siguiendo los estímulos del control de voltaje: Paolo Ketoff, que ya había concebido el Fonosynth en 1958, hizo el sinte portátil SynKet en 1963.
Ligeramente avanzado a Moog y Buchla, Peter Zinovieff también investigó acerca de las posibilidades del control de voltaje en Inglaterra, años después, en 1969 dio vida junto a Tristram Cary y David Cockerell al famoso EMS VCS 3 y posteriores modelos tan adorados por los protagonistas del rock y la psicodelia (¿te dice algo la intro de On the Run de Pink Floyd?). A su vez, el compositor de jazz Sun Ra empezó a usar otro pequeño sinte portátil, el Model B, uno de los primeros prototipos del Minimoog.
Aunque tanto el Minimoog y el VCS 3 eran instrumentos muy compactos eran radicalmente diferentes, empezando por el teclado, ausente en la primera versión del VCS 3, más enfocado a generar efectos de sonido y más detalles que los sitúan en las antípodas, como por ejemplo las conexiones, que en el VCS 3 no consistía en una docena de cables introducidos en el panel frontal, sino pequeños pasadores para insertar en la matriz colocada en la superficie de control horizontal de la máquina.
Japón se suma al mercado
Durante los años sesenta un montón de novedades musicales alrededor del control de voltaje surgieron alrededor del mundo, por su pequeño tamaño y por la posibilidad de escuchar en tiempo real lo que estaba siendo producido.
Como ya hemos mencionado, esta fascinante historia es larga y tortuosa; hemos añadido algunas piezas importante del rompecabezas pero todavía faltan unos cuantos nombres importantes como el gigante Korg que entró a formar parte de esta jungla electrónica con la primera drum machine de la década, dando vida a su famoso MS Series. Con el paso de los años el desarrollo de las tecnologías fue cada vez más rápido, desde la síntesis FM de Yamaha‘a los exitosos productos de Roland.
Invasión sintética
Obras maestras como la galardonada con un Grammys como Switched-On Bach (1968) – el remake de piezas de música clásica reinterpretadas con módulos Moog por Walter–Wendy Carlos – contribuyó a que los músicos valorasen las infinitas posibilidades ofrecidas por estos nuevos instrumentos. Florecieron un montón de experimentos en todo tipo de géneros musicales: desde los sonidos espaciales del VCS3 de Dave Brock en Hawkwind a las dilatadas atmósferas de Kosmische Musik (Klaus Schulze merece mención aparte ya solo por su extenso setup) pasando por el universo jazz en el que hemos podido ver Minimoog y ARP Odyssey a manos de Herbie Hancock y Chick Corea.
Los Beatles también se rendieron ante el Dios de los sintes; en 1969 George Harrison encargó un Moog en New York y tuvo tiempo de meterlo en la mezcla final de cuatro canciones de Abbey Road (Maxwell’s Silver Hammer, I want you (she’s so heavy ), Here Comes the Sun and Because).
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Sin la aparición de estos particulares instrumentos no hubiésemos llegado a escuchar nunca hits como el I Feel Love de Donna Summer y Giorgio Moroder o los característicos vocoders de Kraftwerk con los que crearon las lineas vocales de Autobahn, con un prototipo de un EMS.
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Los sintes no han pasado tampoco desapercibido en otras artes como en el cine. Desde el nacimiento de sus prototipos como el theremin, llevamos escuchándolos en multitud de bandas sonoras y efectos especiales; una puerta con un montón de posibilidades acababa de abrirse al mundo creativo. ¿Os suena el sonido del ARP25000 comunicándose entre aliens y humanos con una secuencia de notas en Encuentros en la tercera fase?
La importancia de los músicos
En esta fascinante historia, el papel del músico no se limitó al simple hecho de ser usuarios o promotores pasivos de estos instrumentos; las mejoras de estos instrumentos siempre iban de la mano de las peticiones de los compositores.
Por citar algunos ejemplos, gracias a la petición de Don Banks, compositor australiano, Zinovieff, Cockerell y Cary inventaron un instrumento modular con control de voltaje en 1967 – el VCS1 o Voltage Controlled Studio Mark One, que supuso el embrión del famoso VCS3. Poca gente sabe lo que supuso para la mejora de los sistemas modulares de Moog la opinión del compositor Wendy Carlos – podemos agradecerle la introducción de la sensibilidad en los teclados, la función portamento y un tipo especial de ecualización gráfica.
El portamento fue una de las características favoritas de Keith Emerson, el cual con su Monster Moog, supuso una mejor representación de la marca que un excelente anuncio de productos de Trumansburg. Emerson fue de los primeros en entender la importancia y ver el potencial que tenía el portamento, el pitch blending y el controlador de cinta, funciones que pueden saltarse el límite impuesto por los teclados monofónicos.
Durante mucho tiempo Emerson fue uno de los iconos principales de Moog y su imagen a menudo fue utilizada para campañas publicitarias de la marca americana. Como muchos otros talentos, Emerson también fue tester de Moog, probando y aconsejando como mejorar los productos de estos.
Del Eurorack a la miniaturización
Gracias al formato Eurorack, acuñado por Doepfer en 1996 y ahora dominante en el mercado, la sintesis electrónica en su forma modular esta viviendo un renacimiento de la mano de un montón de marcas, desde gigantes del mercado a pequeñas empresas como los locales Frap Tools.
El redescubrimiento de lo analógico ya no es un nicho, los amantes del Model D de Moog pueden ahora sentir la misma experiencia con la versión de 3 osciladores de Behringer mientras que los fans del MS-20 de Korg pueden disfrutar hoy en día de una versión más ligera y barata, acorde a los tiempos que vivimos.
La «Miniaturización» es una de las palabras claves en el mundo de los sintetizadores hoy en día: desde el Microbrute de Arturia a la serie Volca de Korg, cada vez son más y más pequeños sin que la experiencia auditiva se vea afectada, y con multiples posibilidades de combinación creativa.
¿Eres cacharrero? ¿Te van los sintes analógicos? ¿O eres más de digital?
Artículo original de Johan Merrich
11 comentarios
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Juan Carlos dice:
Interesante artículo, me gustaría saber sobre el mundillo??️??
juanma dice:
Gracias Juan Carlos, ampliaremos el tema más adelante 🙂
Álvaro dice:
Buen resumen de la historia de los sintes, yo mismo me lance hace un par de años a comprar en Thomann mi sistema modular,…en cuanto a tus preguntas, prefiero lo analogico ( sobretodo en cuanto a filtros se refiere) pero hay cosas en que lo digital es insuperable( por ejemplo en ahorro de espacio) lo digital no se debería limitar a imitar lo analogico, sino a abrir nuevas fronteras, un buen ejemplo serian los modulos de Mutable instruments,…en fin,…a cuidarse mucho todos en estos tiempos tan chungos de epidemia mundial.Saludos!!!
juanma dice:
Gracias por el aporte Álvaro, yo también soy de analógicos sin hacer ascos al digital
Carlos dice:
Buen resumen, pero no hacer mencion a jarre o vangelis es saltarse el paso fundamental en el que el sonido electronico paso a ser musica.
juanma dice:
Gracias por el apunte Carlos!
Fernando dice:
Espectacular resumen , me a encantado…tengo un Yamaha sk20 casi nuevo de un estudio muy cuidado y es una maravilla que combina la síntesis una línea de cuerdas y otra de órgano con drawers ….tipo hammond bonita época la de los sintes
juanma dice:
Gracias Fernando!
Ginés Garrido Pellicer dice:
Buen artículo, aunque he echado en falta los sintetizadores analógicos incluidos en ordenadores, como el chip SID con sus 3 canales simultáneos del Commodore 64.
juanma dice:
Gracias por el aporte!
corrector anónimo dice:
en el segundo párrafo sigue habiendo una frase del copy-paste del articulo original en inglés… «that the audible frequencies emitted by lamps could be controlled by changing the voltage applied to the electrodes.»