A menos que seas muy alto y quieras cantar de pie, o que necesites una bandeja para partituras muy grandes, este atril es magnífico.
Su "delgadez" no tiene que confundir, porque es todo de acero (nada de plástico, excepto los pequeños regatones de las patas para no rayar el piso ni hacer ruido), y es así mucho más estable que cualquier otro atril de aluminio, sin duda. Plegado, lo sientes pesado, macizo, y ocupa muy poco espacio. Pero eso no impide que se despliegue con facilidad a la altura que uno quiera, y que cada tuerca ajuste en un par de giros donde uno elija. Lo mismo vale para la inclinación de la bandeja o soporte. Lo único que puede confundir un poco la primera vez, es el despliegue de esta bandeja, ¡pero cuidado con forzar algo, que en la caja se muestra claramente cómo armarla!
Para el uso (yo lo uso cuando canto tocando la guitarra sentado), sus patas son largas pero delgadas, lo cual permite acomodarlas sin mayores dificultades entre las patas de los soportes de micrófonos. "Last but not least", su sencillez clásica, elegante, con terminación niquelada, me resulta muy agradable.
En conclusión, estoy muy satisfecho, también por el precio de este atril, y francamente no veo qué virtud o beneficio adicional me habría brindado algún otro más caro.