Desde siempre me ha llamado la atención esta marca, pero en el pasado me había decantado por Fender.
Sin desmerecer a la marca norteamericana, Orange ha sido para mí un auténtico descubrimiento. Es evidente que el diseño es muy peculiar, y lo amas o lo odias.
El amplificador el gusto, muy bien rematado y nos falta ningún tipo de detalles. Muy a valorar que tenga la opción de afinador incorporado, evita tener que estar echando mano de accesorios adicionales.
Tanto el canal limpio como el canal sucio, cumple de sobra, aun siendo un altavoz de transistores, se ha conseguido una emulación a válvulas muy buena, por lo que todos los amantes de los sonidos de los 60 y 70 van a sentirse a gusto.
En cuanto a potencia, cabe decir que para cualquier casa va más que sobrado, también es buena opción para el local de ensayo y puedes defender tu guitarra en directo, dependiendo del tamaño del auditorio y el público, pero lo más recomendable sería monitorizar la señal de manera externa, ya sea por línea como por micro.
En definitiva, un producto excelente que enamora en su canal limpio, con una reverb deliciosa y que no empalaga.
En cuanto al canal sucio, abarca el rango desde el blues tejano de Chicago hasta el metal progresivo más cañero. Por tanto, mi primera impresión con esta marca no ha podido ser más positiva.