Aunque Gibson, la compañía americana hermana de Epiphone, tuvo menos éxito con sus bajos, un modelo de bajo consiguió consolidarse en primera división: el Thunderbird, que posee una estética magnética gracias a su extraordinaria forma similar a la de una Firebird.
Con el Thunderbird IV, Epiphone lanza al mercado una copia asequible y convincente.
Un cuerpo de caoba y un mástil de arce, junto con dos humbuckers, producen sonidos de Rock nítidos y potentes que se adaptan perfectamente a un bajo así.