El sonido es impresionante. Se nota mucha tecnología y know-how detrás para conseguir un sonido clásico tan puro en una guitarra con prestaciones de última generación. El sonido Fishman es una gozada y con el blender se consiguen tonos exquisitos. Y su sonido acústico impresiona en una guitarra de tan solo 40mm de caja y apenas 2kg de peso. Su forma y medidas de eléctrica hacen que sea muy cómoda para tocar en cualquier circunstancia. Las medidas del mástil te permiten tocar con la velocidad y soltura de una acústica, teniendo lo mejor de ambos mundos. Y si la conectas a un reverb como el Bluesky ya tocas el cielo. Es que todo suena increible!!
El estuche pensé que sería muy básico pero cubre todas mis espectativas: con estructura, suficientemente grueso y seguro, las asas robustas, muy ligero pero además a la medida exacta de la guitarra para que quede bien sujeta. Además de estar hecho con materiales reciclados.
En mi caso los ajustes de fábrica han sido muy buenos, sin necesidad de tocar nada. Por contra, hay algunos detalles en los acabados mejorables que creo que no les hubiera costado mucho rematar. Hablo de la pintura en algunos cortes, las almohadillas descentradas de los ganchos para correa, algun remate en el corte de la madera, barniz en algún borde, atornillado del clavijero, los potenciómetros parecen de una calidad inferior al resto del instrumento... Hay que verlos de cerca para darse cuenta pero ahí están. También me hubiera gustado un color madera más natural en la guitarra (no soy fan de los flameados ni degradados aunque lo bordan en este modelo).
Había encargado la Ibanez TOD10N de Tim Henson que tiene la misma filosofía híbrida de las Godín de guitarra clásica con medidas modernas a un precio contenido pero en todas las pruebas de sonido en Youtube no terminaba de gustarme el sonido tan agudo que tiene, casi de punteo flamenco. Y no puedo estar más contento de haber cambiado a la Córdoba Stage con un sonido mucho más grueso y completo que cubre más rangos sonoros y estilos musicales.