
EN LA CABEZA DE JUSTIN VERNON (BON IVER), EL FOLKIE TECNOLÓGICO
Respóndeme, por favor: ¿qué le pasa últimamente a este chico?
Pues nada, simplemente se cansó de ser (solo) un tipo con una guitarra. Aunque los puristas se echen las manos a la cabeza, lo que Justin Vernon ha hecho en sus dos últimos discos no es otra cosa que darle una vuelta de tuerca a su propuesta musical. Y quedamos en que la cosa iba de eso, ¿no? De que el artista no se quedase haciendo toda la vida lo mismo. Queremos decir: para él hubiera sido muy fácil hacer toda la vida otras Skinny Love. Ahí es donde reside parte de su brillantez. Luego está lo de siempre, claro: las canciones. Por muchos devaneos tecnológicos con que Vernon vista su música, siempre hay debajo canciones sensacionales, un cóctel exquisito de folk, americana, soul, electrónica, ambient y art pop. En su última entrega, I, I (Jagjaguwar), el barbudo de Wisconsin afina la puntería y muestra un resumen, orgánico, equilibrado y rozando la excelencia en bastantes momentos, de su repertorio. Así que fuera los prejuicios: hablemos del Vernon tecnológico.
Su nueva «guitarra»
«Creo que el instrumento con el que más trabajo es el OP-1. Diría que es el instrumento más importante que ha llegado a mi vida desde que cogí una guitarra cuando tenía 12 años. No exagero. Nunca me voy de casa sin él. De hecho, ya no viajo con mi guitarra, viajo con mi OP-1. Ha sido algo raro ese cambio, pero amo hacer música con el OP-1. Me gusta usarlo como una extensión de mi escritura, es una tecnología muy especial: esencialmente, lo que una guitarra es para mí».
Son palabras de Justin Vernon, que captura su interpretación de las cosas y usa el OP-1 para moldear y manipular los sonidos. Luego solo es cuestión de vestir las canciones. Pero vayamos al origen: ¿Qué demonios es el Teenage Engineering OP-1 ? Se trata de un sintetizador mini que ofrece una cantidad de herramientas (sintetizador, sampler, grabador multi pistas, una radio FM para samplear lo que encuentres) inauditas para su formato. Cuenta con ocho motores de sintetizador incorporados, múltiples efectos, LFO y secuenciadores. La opción de grabado cobra especial importancia con su cinta de cuatro pistas (a la que se le pueden añadir texturas) y la posibilidad, por ejemplo, de hacer coincidir la velocidad de la cinta con el reloj de secuenciación y así crear efectos de overdubbing con cambio de pitch. Por último, su sensor G-Force te permitirá trabajar con efectos controlados por movimiento.
Esta lista de características, además de la gran autonomía de su batería y su tamaño, hacen del OP-1 un aparato del que es difícil no enamorarse. Te entendemos, Justin.
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¿Más opciones?
Claro, cómo no. Ya nos olvidamos de los formatos pequeños, porque Justin Vernon también utiliza sintetizadores de tamaño estándar. Otro de sus instrumentos predilectos es el Sequential Prophet 6. Hablamos de un sintetizador con 49 teclas con aftertouch, seis voces, ruta analógica, filtros discretos por voz, un arpegiador con varios modos (la versatilidad es una de sus grandes bazas), secuenciador de hasta 64 pasos, multitud de efectos y distorsión analógica. Destacan de él, asimismo, su accesible curva de aprendizaje y la potencia, calidez, sutileza y equilibrio de su sonido.
Otra opción interesante en este sentido sería el Moog Subsequent 37, que mejora la musicalidad del celebrado Sub 37 Tribute Edition con el doble de headroom. Este detalle, en apariencia mínimo, dota al sintetizador de una mayor flexibilidad. Destaca de él su gran potencia en graves y medios, así como un mayor impacto armónico en la saturación, lo que ses traduce en un tono más fuerte y rico en matices. Además, el circuito Multidrive ha sido mejorado, lo que lleva al Subsequent 37 a alcanzar niveles de distorsión poco explorados en un sintetizador.
Y claro, si hablamos de sintetizadores, Dave Smith Instruments tendrá algo que decir. Dos más que interesantes propuestas de la firma californiana pueden ser el Prophet REV2-16 y el OB-6. En el caso del primero, hablamos de la reinterpretación de Dave Smith del gran Prophet ’08 poly synth. Como suele ser habitual en estas revisiones, el REV2-16 conserva lo mejor del ’08 y lo mejora: cuenta con el doble de modulación, más efectos digitales por capa, un secuenciador de pasos polifónicos por capa…una locura. Además, permite descargar la librería de sonidos del ’08 y aunarlos a la ya ingente colección que incluye. En el caso del segundo, se trata de un sintetizador analógico polifónico de seis voces, que incluye dos VCO discretos por voz, un filtro de dos polos por voz y un generador de envolvente de cuatro fases. Surge de la colaboración entre DSI y Tom Obenheim (famoso por su sonido hiperdefinido), dos de las firmas más prestigiosas en la historia de la polifonía en sintetizadores.
Acabamos este repaso con el Behringer DeepMind 12, un sintetizador algo más económico pero igualmente interesante y competente. Hablamos de un analógico con polifonía de 12 voces, arpegiador, secuenciador, dos osciladores, 2 LFO, tres generadores de envolventes, ocho bancos de 128 presets cada uno…un instrumento tremendamente útil. Aunque su curva de aprendizaje es algo más compleja que la de otros sintetizadores, su precio algo más bajo y su mantenimiento en el nivel de prestaciones hacen de él un instrumento muy valorado.
Es hora de cantar
El tratamiento de la voz es otro de los (sutiles, en este caso) cambios que ha habido en la música de Bon Iver. Y no hablamos solo de micrófonos, pero…también de micrófonos.
El Sennheiser MD431II Profipower es utilizado con frecuencia por su ingeniero de sonido en las giras, Xandy Whitesel. Se trata de un micrófono que se suele utilizar para voces agudas y que destaca (y se suele usar en directo por ello), a la hora de rechazar la retroalimentación y los ruidos cercanos. El Shure SM57 LC, por su parte, ha sido utilizado por Vernon en sesiones en las que intentaba captar sonidos de ambiente y de cualquier instrumento que se le antojase. Se trata de uno de los micrófonos más versátiles que existen: es capaz de grabar prácticamente cualquier cosa. El tercer micrófono que aquí destacamos es el Shure SM 7 B. En 22, A Million (Jagjaguwar, 2016), su anterior disco, en el que Vernon comenzó a separarse del folk más ortodoxo, ya usó este micrófono. Se trata de un aparato que ofrece una respuesta muy compensada y brillante en todos los espectros de sonido. Vernon exploró diferentes distancias al micrófono para generar diferentes texturas: a ese nivel de precisión y detalle hemos llegado.
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Y, bueno, hemos dicho que no solo de micrófonos iría la cosa. Os presentamos el AMS Neve 1073LB Preampmodule 500er API, un preamplificador de micrófono que Vernon lleva usando desde que se encerró en una cabaña a escribir el que sería su primer disco. Se trata de una réplica del clásico Neve 1073, pero adaptado a los nuevos tiempos. El 1073 LB amplía las prestaciones de su predecesor, sumando control de Trim ajustable, impedancia de entrada de micrófono conmutable, control de ganancia con señal de presencia LED, conmutación inteligente de alimentación phantom y diseño inteligente Audio Porcessing Input, manufacturado por Neve.
Cualquiera que haya escuchado con detenimiento I,I y 22, a million se habrá dado cuenta de que Vernon está tendiendo a utilizar su voz como un instrumento más y aplicándole, en coherencia, los mismos tratamientos y herramientas que utiliza con el resto de instrumentos. Ahí es donde entra en juego el TC-Helicon VoiceLive 3 Extreme, un pedal de efectos de armonía vocal que incluye funcionalidades como un loop con tres frases separadas, vocoder con sintetizador polifónico (controlado por voz), amplia selección de efectos de voz y guitarra, control de armonía para guitarra, playback-import para automatizar efectos y grabadora estéreo en 24-bits. Se trata de una pedalera intuitiva, versátil y muy completa.
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Ups ¿Todavía hay más?
Sí, pero ya acabamos. De hecho, este apartado servirá como una especie de cajón de sastre de algunas otras herramientas que Justin Vernon suele utilizar.
El de la izquierda es el Antelope OCX HD, un reloj maestro universal de alta definición con frecuencias de muestreo de hasta de hasta 768 kHz y un algoritmo de manejo de jitter AFC (Acoustically Focused Clocking). Cuenta con diez salidas de Word Clock configurables, conectores BNC, cuatro salidas AES / EBU y dos en S / PDIF. Es considerado uno de los relojes maestros de audio más versátiles y confiables del mercado. El de la derecha es el Bricasti Design M7, un procesador de reverb (100 preajustes) estéreo que aporta muchas opciones a la hora de jugar con la densidad e intensidad del reverb, permitiendo la entrada en juego de muchos matices.
Hablemos ahora de software. El Eventide H3000 Factory es un plugin de efectos que incluye muchos del mítico H3000 Ultra-Harmonizer. Incluye, entre otros, delays, moduladores de amplitud, seguidores de envolvente, pitch shifters, flitros o LFO’s y una función de generador, que ofrece 19 formas diferentes de onda, un generador de ruido rosa, así como control MIDI y entrada sidechain.
Por su parte, el Ableton Live 10 es un secuenciador de audio MIDI que permite producir, mezclar y componer. En cualquiera de sus dos versiones –la Suite y la Standard – ofrece una serie de funcionalidades preparadas para registrar al momento, y de forma muy intuitiva (vista de sesión basada en clips con automatización de clips, vista de pista clásica y navegador con funcionalidad de vista previa basada en el tempo), cualquier idea que se te pase por la cabeza.
Conclusión
Está clara. La trayectoria de Justin Vernon lanza un mensaje claro y conciso: es obligación del artista darle una vuelta de tuerca a su propuesta, profundizar y escapar de lo que maneja con soltura, ir más allá. Esa evolución ha sido auspiciada por dos factores: la clarividencia con que el barbudo de Wisconsin ha decidido afrontar una senda conceptualmente y la pericia y curiosidad para con la tecnología. Sin cualquiera de las dos, los dos últimos discos de Bon Iver serían horribles. Son las cosas que separan a los muy buenos de los imprescindibles. Y Justin Vernon se está empeñando en ser uno de los imprescindibles.
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