¡CUÉNTANOS TU HISTORIA Y GANA UN VALE DE 200€!
Con nuestras ‘Epic Stories’ os contamos historias increíbles, locas y, sobre todo, entretenidas sobre el mundo de la música. Pero creemos que aún hay muchas más historias que merece la pena contar sobre el poder de la música. Y esto incluye las vuestras propias.
ASÍ QUE…¿OS APUNTÁIS?
¡Queremos escuchar vuestras historias! Comparte tu ‘Epic Story’ (o el de vuestra banda) con la comunidad participando en nuestro concurso. Contadnos acerca de vuestras experiencias personales en las que se demuestra el poder de la música.
¿QUÉ ACONTECIMIENTO MUSICAL TE HA INFLUENCIADO ESPECIALMENTE Y POR QUÉ? ¿TE HA SALVADO LA MÚSICA ALGUNA VEZ? ¿HA PROVOCADO UN GIRO EN TU VIDA O EN LA DE TU BANDA, TRANSFORMÁNDOTE, HACIÉNDOTE CRECER Y SEGUIR ADELANTE?
CÓMO PARTICIPAR
Solamente tenéis que contarnos vuestra historia aquí mismo en nuestro T.Blog, en el apartado de comentarios que encontraréis más abajo, o en los comentarios del post sobre el concurso que encontraréis en Facebook. De todas las historias recibidas un jurado elegirá la mejor y se premiará con un Vale regalo Thomann por valor de 200 euros. Además, está planeado publicar una selección de las mejores historias en nuestras redes sociales.
El concurso estará en vigor hasta el 22.10.2018. Enviaremos personalmente primero un mensaje al ganador y después lo publicaremos aquí en nuestro blog y también en nuestras redes sociales. Los términos y condiciones los encontraréis a continuación.
Os deseamos mucha suerte y esperamos ansiosos vuestras ‘Epic Stories’ ✍
CONDICIONES DE PARTICIPACIÓN
Nota: ¡Tanto la participación en un concurso online como las posibilidades de ganar son totalmente independientes de los pedidos de productos que se hagan en Thomann GmbH! Este concurso no está asociado a Facebook y, por tanto, tampoco patrocinado, apoyado u organizado de ninguna manera por Facebook.
La participación en concursos online en el Blog de Thomann, en nuestras páginas de Facebook e Instagram, así como en otros canales gestionados por Thomann y su funcionamiento se rigen por las siguientes condiciones:
§1 Concurso
El organizador es:
Thomann GmbH
Hans-Thomann-Str. 1
96138 Burgebrach
Número IVA: DE257375233
Número de identificación fiscal (DE): 207/132/90050
Oficina de Registro: Amtsgericht Bamberg
Número de registro: HRB 5862
Sede de la empresa: Burgebrach
Director General (representante legal): Hans Thomann
§2 Participación
- Tendrán derecho a participar sólo aquellas personas que hayan alcanzado la mayoría de edad. Todos aquellos que quieran participar, lo harán dentro del tiempo correspondiente fijado para el concurso y tendrán por tanto derecho al premio siempre que su participación se presente dentro del tiempo establecido.
- Para participar en este concurso, debe presentarse una historia cuyo contenido corresponda al tema citado anteriormente ‘Power of Music’. La historia deberá presentarse en alguno de los canales de redes sociales pertenecientes a Thomann. Al publicar la historia en cualquiera de estos canales, el participante acepta estos términos y condiciones. Solo se aceptará la presentación de una historia por participante. El participante, al tener conocimiento de que puede ser contactado por Thomann en caso de ser elegido ganador del concurso, es responsable de tener activada la función de mensajes de su perfil/cuenta.
Entre todas las historias que se publiquen correctamente, un jurado de Thomann premiará las más hermosas. Las historias que el jurado premie como “las más bellas” dependerá exclusivamente de su criterio. Decide por tanto subjetivamente tanto en términos de contenido como de presentación, etc. El premio será un vale regalo o crédito de Thomann por valor de 200 euros. Se da por hecho que sólo una historia por banda/grupo puede ganar, incluso en el caso de que diferentes miembros de la misma banda cuenten la misma historia. El número de historias que serán premiadas y por tanto, a las que se les otorgue un vale o crédito Thomann, será decisión exclusiva del jurado sobre la base de las participaciones recibidas.
- La duración del concurso y por tanto el número de premios a distribuir queda a total discreción de Thomann. El concurso finalizará el próximo día 22/10/2018 a las 23:59:59 horas.
§3 Exclusión del concurso
- Trabajadores de Thomann GmbH y socios colaboradores o cooperantes, así como sus familiares (por ejemplo, padres, hermanos o cónyuge) están excluidos de la participación en el concurso.
- En caso de incumplimiento de estas condiciones de participación, en particular en lo que respecta a la aplicación de medios o recursos no autorizados u otro tipo de manipulaciones, el organizador se reserva el derecho de excluir a estas personas del concurso. Si es necesario, los premios también podrán ser retirados y reclamados posteriormente en el caso de tales infracciones.
§4 Ejecución y liquidación de los premios
- El organizador contactará a los ganadores del vale mediante un mensaje a través del medio que haya elegido para presentar su historia, por ejemplo, Instagram, YouTube, T.Blog o Facebook. Los ganadores están informados de que sus datos (por ejemplo, nombre y apellidos y lugar de residencia) así como su historia serán publicados en las páginas de Facebook de Thomann (Ej. www.facebook.com/musikhausthomann) y en los t.blogs (Ej. https://www.thomann.de/blog/de/). Por lo tanto, los ganadores muestran su consentimiento expreso a esta forma de publicación. Con la presentación de su relato los ganadores otorgan a Thomann los derechos sobre el texto así como la historia. Thomann tiene derecho a acortar la historia, publicarla en sus medios de comunicación social y utilizarla como medida publicitaria. Los ganadores confirmarán al organizador la aceptación del premio y brindarán la información requerida para la trasmisión del premio.
El derecho al premio se perderá si la adjudicación o transferencia del mismo no puede tener lugar por razones que tengan que ver con la persona sujeto del premio. Esto se aplica en particular al caso de que un ganador no confirme la aceptación del citado premio a tiempo. En este caso, el organizador se reserva el derecho a determinar un nuevo ganador del concurso.
- El artículo presentado como premio del concurso no es necesariamente idéntico al artículo que se obtiene. Pueden haber divergencias en cuanto al modelo, color, etc.
- Los premios serán enviados por el organizador o un tercero que este encargue a través de transportista, servicio de paquetería o servicio de correos a la dirección postal proporcionada por el ganador.
La entrega es gratuita. Otros gastos de transporte así como los pagos de aduanas en que se pueda incurrir correrán a cargo del ganador. En caso de que la entrega se realice a través de un servicio de transporte pesado, el transportista se pondrá en contacto con el ganador para acordar una fecha de entrega.
- Quedan excluidos y por tanto no se aceptarán el intercambio, pago en efectivo o reemplazo del premio otorgado a los ganadores.
- La reclamación o reivindicación del premio no puede ser asignada o cedida a terceros.
§5 Privacidad
- Los participantes aceptan que el organizador almacene y procese todos los datos necesarios para la realización y ejecución del concurso durante la duración del mismo. El organizador transfiere parcialmente el servicio de procesamiento de dichos datos para la realización y ejecución del concurso a terceros (“socios cooperativos”). Los datos de los participantes serán almacenados por los socios cooperativos para la implementación y ejecución del concurso durante la duración del mismo. Todos los datos serán eliminados después de la finalización y liquidación del concurso.
Los participantes pueden revocar el consentimiento dado al procesamiento de sus datos en cualquier momento. En dicho caso sin embargo, el organizador puede verse obligado a excluir a dichos participantes de participaciones siguientes. En cuanto a los datos recopilados, los participantes mantienen los derechos de información y corrección de los mismos garantizados por la Ley Federal de Protección de Datos.
Los derechos anteriores pueden ser reclamados enviando una comunicación por correo postal a:
Thomann GmbH
Zu Hd. des Datenschutzbeauftragten
Hans-Thomann-Str. 1
96138 Burgebrach
o a través de correo electrónico: social@thomann.de
- El organizador se compromete a proteger la privacidad de los participantes y asegura que los datos se procesarán de acuerdo con la Ley Federal de Protección de Datos, la Ley de Telemedia, la Directiva Europea de Protección de Datos (95/46 / EC) y la Directiva de Privacidad Electrónica de la UE 02/58 / CE. En particular, en este contexto, se hace referencia al Reglamento general de protección de datos en http://www.thomann.de/de/tho_privacypolicy.html.
§6 Responsabilidad
- Con la entrega del premio, Thomann GmbH se libera de todas las obligaciones.
- Thomann GmbH no se responsabiliza por la insolvencia de sus socios cooperativos así como de la consecuencias resultantes de la implementación y ejecución del concurso.
§7 Otros
- Se excluye el procesamiento legal.
- Será de aplicación exclusiva las leyes de la República Federal de Alemania, excluidas las disposiciones del derecho internacional privado.
15 comentarios
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maria jose vizcaino dice:
Mis primeros pasos los di con mi padre , escuchando de sus labios la melodia de «Noches de blanco satén» . Mi madre , tarareaba melodias de Swing cada mañana cuando preparaba mi desayuno antes de ir al colegio. durante el trayecto que separaba mi casa de mi escuela oia en la radio del coche de mis padres canciones de rock , baladas …..
En la clase , cantabamos canciones y en el recreo no jugaba, cantaba en el coro.
Ahora , gracias a todas esas personas , recuerdos y vivencias , tengo mi propia banda de música y el pentagrama de mi vida está repleto de notas que vibran al unísono.
ROBERTO ANNINO GRAÑA dice:
Un día mi hermano trajo a casa un bajo eléctrico y nos contó que él y varios amigos estaban montando una banda de heavy metal.Mi padre no puso muy buena cara,pero a mi hermano no parecía que éso le importase,porque estaba entusiasmado con su instrumento.Yo,que nunca había visto un bajo eléctrico tan de cerca y ni siquiera había pensado en tocar música ( lo más cerca que estuve fue cuando mis amigos y yo,nos fabricáramos unas guitarras de cartòn para hacer playbacks),sentí como un deseo en mi interior de tocar, lo que fuera y ser como mi hermano y tener un grupo para rockear por el barrio ,en el instituto o donde fuera…Gracias a mi hermano que trajo el primer instrumento musical a casa,hoy puedo decir que tocó la guitarra eléctrica, fabricó mis propios pedales de efecto diy y soy un fan de la música sin la que ya no puedo vivir.Porque la música es lo que más me emociona y motiva en el mundo,aunque no sea ningún profesional,o famosa estrella de rock o viva de ello.Por aquel día, hoy soy como soy y ojalá que todo el mundo tuviese la suerte de que alguien le abriera los ojos con la música como me pasó a mi,porque la música es lo mejor que tenemos los seres humanos después del amor.
Borizz dice:
El caso es que despues de años de ensayos con mi banda de punk rock por fin nos salia un bolo. Era el principio del sigo XXI y la costa del sol era de lo mas variopinto. Tanto que un canal local de television emitia un programa de lo mas sordido: Teatro Visconti. En el se daba cita la flor y nata de la costa con algunas señoritas de la noche y entre bebidas y demas, la peña daba rienda suelta a la pasion mientras escenas de lo mas escabroso se emitian en la noche. A alguien que mandaba en dicho canal se le debio ocurrir que mientras toda esa mierda sucedia, estaria bien tener algo de musica en directo, de modo que un dia se nos propuso tocar en un programa de television pra emitirlo por la noche….nadie nos dijo nada del resto y alli que nos plantamos, no sin antes avisar a amigos, conocidos y familiares de que «ibamos a salir en la tele». Al encontrarnos alli el panorama podiamos hacer dos cosas: echarnos atras, irnos y no cobrar o echarle cara…..y eso hicimos…tocamos mientras la peña bebia, charlaban y otros follaban ante las camaras y nuestras atónitas miradas. Pero lo peor no acaba aqui.
Por supuesto, habia mas hombres que mujeres y claro, estos debian esperar su turno. Los mas depravados andaban por ahi en pelotas o se tocaban mientras otros «actuaban»…
No se bien si fue durante una version de una cancion de NOFX, pero el caso es que mientras ese jodido himno sonaba, un tio miraba como una pareja yacia mientras el le daba….a un melon….si….a un melon al que le habian hecho un agujero para….. ..En ese momento comprendi que mi hobby como músico me iba a proporcionar muchas historias que contar.
Mientras todo eso sonaba y sucedia, nuestras familias (con algunos niños pequeños) y amigos, eran testigos del fin de la inocencia y alguna movida más.
Despues de aquello seguimos tocando, pero con la confianza de saber que ya habiamos tocado fondo.
Ed dice:
Yo padezco de ansiedad y depresión, la música me ha ayudado mucho en estas dos enfermedades, quien en verdad ha pasado por ello creo que podrá entender mi situación, por ello constantemente estoy comprando música porque me he hecho fanático de ese arte.
Ed dice:
Yo padezco de ansiedad y depresión son dos enfermedades que juntas son como una bomba de tiempo, hubieron momentos en los que decidía entrar en alguna pandilla para ser «aceptado» en algún grupo o terminar lo que «mi mente depresiva siempre me decía que hiciera con mi vida, el suicidio.
Gracias a la música puedo ser un testimonio que tenemos grandes oportunidades para demostrarles al mundo de lo que podemos ser capaces, he aprendido mucho con clases de baile y he conseguido buenos amigos que también comparten conmigo momentos increíbles, no tengo necesidad de pensar más en quitarme la vida ni entrar en pandillas, con la música me siento como soy un chico con muchas oportunidades para salir adelante que cree en la felicidad y en los buenos caminos.
Ricardo Almeida dice:
¡Hola! Pues ¿como se muestra el poder de la musica en mi vida? A los 3 años de edad me assuste con un perro y desde entonces que me tiemblan las manos. He ido a diferentes médicos, pero ninguno supo en realidad que hacer. A los 10 empezé a estudiar violin y al cabo de unos años mientras tocaba no temblaban las manos. A los 18 con la entrada en la universidad dejé el violin y las manos volvieram a temblar más. Entonces en realidad percibi que tenia que volver al violin, asi que me licencie en violin y mis manos se volvieran más tranquilas. ¡Y hoy soy un violinista!
Amparo Iglesias dice:
Soy la madre de un niño de 10 años llamado Aarón.
Mi historia con la música comenzo este año cuando a mi niño le hicieron unas pruebas y nos dijeron que tenía altas capacidades dd inteligencia y lo primero que nos recomendaron fue apuntarlo a clases musicales. Lo apuntamos hace dos meses a piano tres días a la samana en una escuela de música , estamos muy contentos porque el niño se ve más alegre y tranquilo desde que empezo a dar clases de música??.
Víctor Manuel Manzano Lizón dice:
Hola, mi nombre es Víctor, tengo 21 años y soy productor musical. Comencé en la música a los 10 años cuando mi tío me enseño un programa para mezclar música llamado virtual dj empecé a practicar con él pero al tiempo me aburrí y quise hacer mis propias canciones ya que mientras practicaba con virtual dj se me ocurrian ideas que hacer para las canciones que mezclaba y pensé porque no hago yo mis propias ideas y así lo hice, busqué programas para hacer música y conseguí hacerme con uno llamado fl studio y empecé a practicar, mirar tutoriales etc. Más tarde, decidí hacer un curso de producción musical online con cubase en el cual no aprendí nada sobre producción (se podría decir que me timaron porque básicamente me enseñaron a usar cubase). Yo seguí haciendo música y estudiando bachillerato. Hasta que hace unos 3 años me operaron de neumotorax en el pulmón derecho ( me cortaron un trozo de pulmón), la operación salió bien y yo seguí haciendo música ya que era lo único que me alegraba, hasta que conocí a mi novia al poco tiempo después y con ella descargué toda la mierda que llevaba en mi cabeza llorando.. era la primera vez que lloraba delante de alguien porque siempre me guardaba todo para mi y eso me hizo saber que era la adecuada. Pero después de la operación cada vez me encontraba más cansado, mi piel se ponía más oscura y me salieron manchas en la piel, en la boca y en la lengua. Estuve varias veces yendo al médico y el me decía que todo estaba bien y que las manchas era el color de la piel ( la melanina) mientras estudiaba y hacía musir, estuve trabajando ya que quería ganar dinero para invertirlo en mi música pero me cansaba enseguida y me mareaba. Hasta que una noche estando en mi casa sentí de golpe un dolor fuerte en la espalda, en el pecho y en el cuello y decidí acostarme a ver si se me pasaba pero no fue así, al día siguiente mis padres me lleavron al hospital por la tarde porque ni siquiera veía. Llegué al hospital sin tensión, me metieron en boces me hicieron unas preguntas, me pusieron una sonda y me metieron a uci y los médicos les dijeron a mis padres que tenía una infección y que tenía un derrame en el corazón, pulmón, riñón e hígado y que si no paraban la infección me moría. El problema aquí es que no sabían lo que tenía exactamente con lo cual los médicos decidieron ponerme unos medicamentos para frenar la infección y lo consiguieron. Me diagnosticaron una enfermedad rara llamada enfermedad de addison ( por eso mi nombre artístico es xddisxn ya que hace alusión a mi enfermedad que para mi es algo importante) seguí estudiando y empecé a trabajar ( para este entonces ya estaba tomando mi tratamiento) pero a la semana de estar trabajando me dio una crisis de mi enfermedad y volví a ingresar en el hospital pero esta vez no tan grave, me hicieron pruebas y todo salió bien y volví a salir. Actualmente tengo el bachillerato ya que conseguí sacarmelo, sigo haciendo música esperando con muchas ganas llegar a la cima, en cuanto a mi salud estoy bien tomando mi tratamiento pero me siguen haciendo pruebas porque los médicos dicen que tengo el hígado inflamado y que seguramente tengo una enfermedad rara pero no saben como se llama porque no se parece a ninguna de las que ya existen. Y sigo con mi novia, apoyandola en todo igual que ella a mi. Se podría que la música me ayudo a salir de todo, y yo jamás la abandone, incluso estanso en.el hospital ingresado seguía haciendo música con los auriculares porque era lo único que me hacía no pensar que me estaba pasando. Mi vida es una historia de superación y merece ser contada. Espero que os guste?
Carlos Vasile Ileana dice:
oleey!!
Daniel J Cortijo dice:
Hola, mi nombre es Daniel y aquí va mi historia.
Desde que tengo uso de razón siempre he estado escuchando música, mi padre con un casette de los Beatles y mi madre con un par de cintas grabadas de la radio, vicio que yo empecé a copiar.
Pero fue un día de Noviembre del 92 cuando en clase un profesor nos dejaba llevarnos un walkman a clase (eran los viernes por la tarde y la clase de plástica). Ese año me toco un compañero nuevo y apenas lo conocía, yo saqué el walkman y él una cinta que ponía: JUDAS PRIEST – TURBO.
Fue escucharlo y decir “ESTO ES LA POLLA”. Si, en voz alta, a grito pelao, como se dicen las cosas con los cascos puestos (imaginad el careto del profe y el resto de la clase).
En ese mismo instante ya sabía lo que quería escuchar el resto de mi vida.
De ese momento ya han pasado 26 años, ha habido broncas con mis padres por dejarme el pelo largo (aún llevo melena, bueno, cuatro pelos), por irme a escondidas a los conciertos, a dejarme la pasta en casettes y vinilos. Y cuando me compré una batería ya me dieron por un caso perdido. Aún así, me quieren.
Ahora, a mi hija de tres años le pongo discos alternando los Lunnis con Led zeppelín, cada vez que intento tocar en la batería eléctrica viene corriendo para subirse y darle ella, e incluso me he comprado una guitarra acústica para inculcarle el gusto a los instrumentos musicales.
Estamos esperando al nuevo miembro de la familia y ya le ponemos algo de música, dicen que con el Doom Metal, al ser sonidos más graves, se relajan; pero cuando le ponemos WASP parece que le gusta bailar.
Y esto es todo, aunque se me termine de caer el pelo, me cueste abrocharme los pantalones por mi barriga cervecera, los tatuajes pierdan color y ya no cierre los bares como antes; sé que voy a seguir escuchando buena música (nada de regeton o electrolatino) y con ganas de poder llevar a mis peques a conciertos.
Gracias por leerme y un saludo.
Débora Li Brito Fernández dice:
Estaba embarazada y sentía los movimientos de esa vida que crecía dentro de mi. Eran las típicas patadas. Un día en la eco grafía el bebé comenzó a mover sus brazos como si tocara el tambor y al mismo tiempo las piernas. Tocaba su propio ritmo. Al nacer Elvis sus movimientos de brazos eran iguales y la de las piernas. Era aparentemente lo típico. Cuando comenzó a gatear descubrió los armarios de la cocina, las ollas y las cucharas y cucharones, eran sus juguetes favoritos. Estaba atento a los ruidos y sonidos. Un día pasamos por una calle y sonaban unos tambores, Elvis estaba a punto de cumplir 3 años y hablaba perfectamente, me pidió que lo llevara donde sonaban los tambores, era una pequeña escuela de música de nuestra localidad, por el sonido de los tambores llegamos a la puerta de donde salía la música de los tambores. Nos abrió la puerta un hombre calvo y sonriente Le conté que Elvis me había hecho llegar hasta allí, lo invito a sentarse en la batería para que tocara, la sorpresa fue que comenzó a tocar el ritmo de una canción de Queen… We Wil Rock You… No me lo podía creer, apenas llegaba al bombo y no se le veía. Me sugirió que lo apuntara. Ya Elvis tiene 20 años. Hasta el día de hoy sigue moviendo las manos como si tocara, esta grabando su primer CD con su banda actuando como batería y percusión, compone y escribe música para la banda y Le ha ayudado a superar y aceptar la enfermedad cronica de su padre. Estudia para piloto pero la música lo hace volar. ❤️
ACACIO MORALES HERMO dice:
mucho tengo que agradecer a la musica, gracias a la misma me ayudo a poder sepuerar la enfermedad de una hija, la musica la estimulaba de tal manera, que quiero pensar que si vivio 37 año fue gracias a ella, una persona que nacio con paralixis cerebral, y con muy pocas garantias de vida, pero con la ayuda de mi esposa dicimos tomar el toro por los cuernos y nos dedicamos a ella con toda la fuerza co pudimos juntar, y logramos que hablara, caminara, y poder enterdernos en muchas cosas comunes, pero la musica cuando empezo a tener conocimietos, conocia solo con escuchar la primera estrofa el cantante y la cancion, a mi mimo me ayudo tambien a cojerle cariño a la musica, y es algo que desde esa lo tengo dentro de mi, no se tocar ningun instrumento, pero si no tengo miedo a interpretar y cantar cualquier cancion, y todo eso gracias a ella, siempre que canto en publico me surge del corazon (GRACIAS ELENA), despues de mucha lucha, de no tener esperanzas ningunas de su existencia, vivio 37 años, que nos dio de alegria y felicidad. y gracias a la musica siempre estara con nosotros.
Cristian Seoane Centeno dice:
“Quiero ser famoso”, solía pensar hace mucho tiempo. Pensaba que así, traería la fama, amigos y dinero que siempre quise tener como prometían todas las películas y relatos que se repetían una y otra vez en revistas, televisión y comentarios de admiración de la gente de la zona. No era especialmente bueno en nada así que no tenía ni idea de cómo lograrlo e incluso pensé que no era merecedor de tal grandeza. Un día, rebuscando entre los rincones de mi casa, encontré un objeto de lo más curioso: una guitarra. No sabía por qué pero desde que la descubrí la sacaba constantemente de su funda para cogerla un rato, hasta que un día mi madre me vio cogerla y dijo: “Yo no se tocarla pero si quieres puedo llevarte a clases.” Ahí empezó todo.
Tres años, una guitarra eléctrica y muchas clases después, me encontraba el primer día del último curso de instituto charlando con unos compañeros cuando, al otro lado de la sala, vi a la chica más guapa que había visto nunca. Era nueva, diferente, como el destino mismo hablándome. “Quiero estar con ella”, me dije.
Ella estaba en la clase de al lado y solo coincidíamos en un par de clases, charlamos de vez en cuando y nos caímos bien, además cada vez que sacaba de tema la música, ella expresaba su admiración y me preguntaba sobre si me veía en la música en un futuro. Lo vi claro, si quería estar con ella debía organizar algo grande. La fiesta de carnaval se acercaba y nos comentaron que los alumnos podían organizar números propios, esa era mi señal. “Hay que montar un grupo”, me dije.
En los siguientes días reuní a mis mejores amigos y les dije que quería montar algo de lo que enorgullecernos y pasarlo bien para carnavales. Podían quedar bien delante de sus compañeros por lo que entre risas aceptaron. Desde entonces puse todos los medios posibles para que nuestro grupo fuera viable con al menos dos covers de dos canciones medianamente conocidas en el rock. Convencí profesores, me salté clases, compré algo de equipo, conseguí a regañadientes un lugar para ensayar y enseñé las canciones a los demás miembros, todo estaba listo. “¡Que se haga el rock!”
Aquel frío día de febrero, todo se movía algo más lento, llevamos nuestro equipo en un par de coches de nuestros padres directos al instituto. Cabezas frías, nudos en el estómago y corazones ardiendo, cuatro chavales listos para su gran estreno ante el público más exigente: sus compañeros adolescentes. Después de dos clases sin hacer nada nos llamaron para actuar de primeros. Sin haber acabado aún de montar, y sin una pequeña prueba de sonido, la gente empezaba a entrar. Se cerró el telón y alguien dijo: “¡A tocar!” Nos incorporamos, se abrió el telón y todo fluyó con unas primeras notas de “Seven Nation Army”. Aquel solo de Jack White salió expulsado de mi guitarra y provocó un grito masivo del público. A continuación, la fuerza grunge de… sí, lo has adivinado: “Smells Like Teen Spirit”. No sabía casi cantar, pero el espectáculo estaba asegurado. Ambas canciones se cerraron con un aplauso atronador, aunque a mí solo me importaban un par de palmas… Cando el día terminó me dirigí hacia aquella chica para recoger algo de lo que había sembrado. Me felicitó y dijo que toqué bien, pero sin ninguna reacción fuera de lo normal. ¿Qué esperaba? Supongo que en aquel entonces esperaba algo más…
El resto del curso la gente nos felicitaba y nos pedía que volviésemos a tocar en otra ocasión. Aquella chica tuvo unos problemas de salud que no le permitieron seguir en el instituto por lo que a parte de un par de conversaciones no tuve mucho más contacto con ella y no pasó mucho más, aunque algo curioso pasó unos meses después.
En el primer día del curso siguiente de la escuela de música en la que tomaba clases de guitarra, me apunté de los primeros como hacía cada año. Mientras hablaba con unos conocidos vi que más gente de la normal estaba apuntando a sus hijos a las clases de guitarra. Seguí en mi conversación hasta que un chaval me dijo por lo bajo: “Debes estar orgulloso, muchos chicos y chicas se están apuntando por lo que montaste el año pasado.” Le contesté que lo dudaba y al poco me fui. Cuando me iba escuché en la entrada a dos mujeres charlando: “Mi hijo me recalcó que quería ir en la misma clase que Cristian porque le gustó cuando tocó en carnavales.” La otra contestó: “Qué casualidad, mi hija también me dijo que quería ir a clases por eso.” Esbocé una sonrisa y me fui.
Jesús Becerra Sánchez-Prieto dice:
Estaba tocando a diario en un restaurante vasco en Ciudad de México. Había un hombre que siempre venía solo. Se sentaba a comer y bebía agua. Me pedía que tocara alguna canción y me daba grandes propinas. “Es Cortés” -me decían los camareros-, “ya veras cuando se le acabe el juramento”. “¿Y qué es eso del juramento?” -les preguntaba.
Resulta que en esa zona, cuando alguien bebía mucho, llegaba un momento en que iba a la iglesia y, jurando ante la Virgen, firmaba un papel en el que se comprometía a no beber, quedándose una copia él, otra el sacerdote y otra su esposa.
Pues bien, llegó un día en que cumplió el plazo de su promesa. Yo llegué a mi hora a trabajar como siempre y él estaba sentado en una mesa con cuatro personas más y varias botellas de vino. Cuando entré me llamó y yo fui con la guitarra. Me ordenó que me sentara en el espacio que quedaba en la mesa y que tocase sin parar.
Ellos seguían hablando y bebiendo y yo toqué una canción. Cuando acabó, paré, como es lógico, pues la canción había terminado y él, sacando un revólver, me lo puso en el vientre y me dijo que como parase me mataría. Desde ese momento hasta que acabé de tocar, pasaron nueve horas. Seis horas en la mesa del comedor tocando sin parar y teniendo que oír unas conversaciones horribles.
Yo seguía tocando y el revólver estaba colocado en la mesa apuntando hacia mí por lo que estaba muy asustado con los movimientos de manos y aspavientos que hacía Cortés, pues cada vez estaba más bebido.
Los comensales se fueron hasta que nos quedamos el anfitrión y yo, que no cesé en el empeño de que mis dedos siguieran acariciando la guitarra. Entonces ya llevaba seis horas tocando, y él decidió trasladarnos al bar.
Allí transcurrieron las últimas tres horas en las que me estuvo contando que él era vasco y que fue a México cuando era pequeño y que tenía un gran trauma pues no tenía claro de dónde era realmente.
Además la imagen era curiosa porque yo estaba tocando toda suerte de músicas que incluso no me sabía pero que él me pedía y por supuesto tenía que tocar, y él sentado muy cerca de mí hablándome casi al oído con una botella de vino en una mano y el revólver en la otra.
Estábamos frente a la barra en la cual había un barman y toda la pared recubierta de un espejo embellecedor y botellas desde la altura de la cintura hasta el techo. De repente Cortés dejó de hablar conmigo y comenzó a disparar a las botellas tambores enteros del revólver que rellenaba con las balas que tenía en el bolsillo de un chaquetón tipo 3/4, lo cual quiere decir que tenía muchos proyectiles.
El cuadro cambió muy rápido y yo me asombré de la capacidad de adaptación que tenían mis compañeros camareros y maîtres. El barman se agachó debajo de la barra y le caían tanto cristales como casquillos en la espalda. Los camareros estaban cada uno en su sitio en posición de firmes sin moverse ni pestañear. Yo seguía tocando y las balas pasaban ante mí más cerca de lo que me gustaría. Y el maître seguía con la mirada las botellas que Cortés acertaba con los disparos para apuntarlas en la comanda.
A eso de las 10 de la noche, cuando ya llevaba nueve horas tocando sin parar, me pidió que tocase un zortziko, música ancestral vasca que consiste en un compás de 5/4 irregular, que contiene 5 corcheas distribuidas en 3 partes, cual si fuera un 3/4, pero con la característica de que a veces se cuentan 2-2-1 corcheas, ó 2-1-2, ó 1-2-2, según la melodía.
Por suerte yo me sabía uno y lo toqué. No era el más famoso, Maitechu mía, sino otro menos conocido que aprendí en un pueblo tocando en las fiestas con una orquesta. Y este detalle me salvó la vida.
En esto, vino la policía al oír los disparos. Cortés pidió un teléfono, hizo una llamada y a los veinte minutos se presentaron dos Jeeps del ejército para ponerse de su lado, con lo cual la policía se tuvo que ir con las manos vacías. Entonces él habló con uno de los maîtres para que le acompañara a su casa con el coche para coger dinero porque no tenía para pagar la cuenta.
Yo me fui a la barra y me tomé tres whiskys de un trago cada uno y me empezaron a temblar los brazos como nunca antes. Es curioso, mientras estaba tocando la guitarra no estaba nervioso, pero cuando acabé temblé como nunca lo había hecho. Llamé al mariachi y me escondí. Más tarde me explicó el maître que en el coche Cortés iba disparando desde la ventanilla a otros coches e incluso a personas y que cuando llegaron a su casa le indicó un armario no sin antes preguntarle si le traicionaría o no apuntándole con la pistola en la frente, a lo que mi compañero respondió que no. El armario estaba repleto de fajos de billetes de 100 dólares en paquetes de 10.000. Le pidió que cogiera cinco y volvieron.
El mariachi se componía de dieciséis piezas, entre músicos y cantantes: seis violines, cuatro trompetas, dos vihuelas, tres cantantes y guitarrón. Yo estaba escondido pero pude oírle tocando las primeras notas del Jarabe Tapatío cuando Cortés entró por la puerta. Él rápidamente los mandó callar y preguntó por mí. Yo pensé “¡Dios mío! ¡Otra vez!”, pero no tuve más remedio que ir y cuando llegué ante él, estaba frente a mí y en una mano llevaba el revólver y en la otra un montón de dinero el cual me ofrecía. Yo no sabía qué hacer. Finalmente cogí el dinero que era un fajo de 100 billetes de a 100 $ americanos, o sea 10.000 dólares y el mariachi comenzó a tocar. Entonces me fui a la planta de arriba, donde estaban los camerinos y me escondí 5.000 dólares en cada pié por dentro del calcetín, en la planta, pues allí me había visto todo el mundo, era mucho dinero y no todos eran de fiar.
Salimos del restaurante a las cuatro de la madrugada y al día siguiente algunos camareros que habían recibido una sustancial propina, ya no venían a trabajar, pero el dueño, que el día anterior no estaba, al ver todos los destrozos, me llamó a su oficina y me preguntó: ¿Por qué todos han ganado dinero menos yo?
Pablo Robles Pérez dice:
Era el sábado 9 de mayo de 2015, mi mejor amigo y yo estábamos en la sala de la cafetería del Hotel Marriott de Liverpool, esperando un tanto cariacontecidos, el regreso de familias y amigos del «The Cavern», lugar donde tocaban cuatro bandas de nuestra ciudad, Lugones.
El día antes, procedente de Asturias, había aterrizado en el» Aeropuerto John Lennon», custodiado por un enorme Yellow Submarine, una expedición compuesta por las cuatro bandas y sus seguidores encabezados por familiares y amigos. Casi sin tiempo a dejar las maletas en el hotel, todo el mundo había partido en dirección al número 10 de Mathew Street para conocer por fin el sitio donde «todo había empezado». Las cerca de 80 personas, incluidos mi amigo y yo, íbamos capitaneados por el propietario del Lennon´s Bar de Lugones, el cual, fanático de “The Beatles”, había escrito hacía un año al gerente de “Cavern Club Liverpool” contándole, con el corazón en la mano, su ilusión de que algunas de las bandas que tocaban en su bar de Lugones pudieran hacerlo en «el club más famoso del mundo». Inesperadamente, había recibido una respuesta rápida y favorable y por fin, un año más tarde, había llegado el día.
Todos los viajeros lucíamos la credencial que nos identificaba y que nos permitía el acceso a “The Cavern” y todos descendimos al «santa sanctorum» de los «cuatro de Liverpool», emoción y alegría desbordada y mucha ilusión porque al día siguiente cada una de las cuatro bandas tocaría allí mismo. Pero el sábado había llegado y un portero muy celoso de la normativa y poco flexible, nos había denegado la entrada por ser menores de edad a mi amigo y a mí, y tuvimos que regresar al hotel Marriott muy cercano.
Allí estábamos esperando su regreso, enfurruñados y un poco tristes… cuando apareció una buena amiga de nuestros padres, enterada de lo ocurrido, nos miró y empezó a contarnos una historia de cuando John Lennon y Paul McCartney eran unos chavales. Al igual que nosotros, querían entrar a ver una actuación en “The Cavern” pero un portero no les dejó pasar por ser demasiado jóvenes. John Lennon juró enfadado que algún día tocaría allí. Nuestro rostro se iluminó y sonreímos ante esta historia que había conseguido devolvernos la alegría.
Y mira tú por donde, gracias al poder de la música, el sábado 19 de mayo de 2018, tres años y diez días después de aquella noche, logré emprender el viaje con mi banda hacia Liverpool y así cumplir con el sueño de tocar en “The Cavern”, tal y como les ocurrió a Lennon y McCartney.