Es un hecho: el mundo ha cambiado. Después de una pandemia mundial de la que aún se desconoce el alcance total (por no hablar de los más que posibles rebrotes) no podría ser de otra forma. Cuando en Europa parece haber pasado lo peor desde hace unos meses, habiendo completado ya prácticamente las fases de la desescalada, nos internamos en la nueva normalidad: un periodo que durará hasta que los científicos den por finalizada la crisis sanitaria (hasta que haya vacuna, más o menos). Entre otras regulaciones, esta nueva etapa permite la apertura casi al completo de restaurantes, bares y -¡redoble, redoble!- salas de conciertos. Pero claro, con muchas condiciones. En este artículo trataremos de resumir varias de las ideas que promotores, dueños de salas y de agencias de contratación y músicos han puesto sobre la mesa para emprender un reto: hacer conciertos en la nueva normalidad.
Streaming en salas
Al igual que el teletrabajo, el streaming ha venido para quedarse. Durante estos meses, centenares de artistas han utilizado sus redes sociales (especialmente sus perfiles de Instagram) para ofrecer a sus seguidores actuaciones en directo. Quizá llamar a esos vídeos conciertos sea demasiado, pero es evidente que este tipo de formato será complementario en el futuro a los conciertos de toda la vida. Una idea que ha pegado fuerte durante estas semanas es la de ofrecer streamings de conciertos en salas, lo que subsanaría uno de los principales problemas de los videos en redes: la escasa calidad de sonido. Es decir, una banda toca en una sala de conciertos y quien pague una entrada (reducida, evidentemente), podrá ver el concierto a través de un canal privado. ¿Posibles inconvenientes? Está por ver si el formato funciona y, por lo tanto, su rentabilidad para bandas, salas y promotores está en entredicho.
Autoconciertos
Otra posible solución. Si se puede ir a ver películas a una gran explanada dentro del coche…¿por qué no conciertos? Sí, sí, es verdad que un concierto es una experiencia totalmente diferente a lo que supone ir al cine, pero en estas circunstancias, esta sería la única posibilidad de ver un concierto masivo (artistas a los que las salas se les quedan pequeñas) y que no sea una ruina absoluta para los promotores.
Giras acústicas
Para abaratar costes, una de las medidas que parece que van a tomar la mayoría de bandas es la de girar en acústico. La razón parece clara: menos músicos, menos caché que pagar. Aunque ha habido alguna que otra crítica relacionada con la desnaturalización de las bandas (y de la falta de trabajo para los músicos que supondría), podría ser una buena oportunidad para explorar formatos más íntimos.
Al aire libre
Dado que la razón por la que se limitará el aforo de conciertos es la imposibilidad de alojar una gran afluencia de personas respetando la distancia mínima de seguridad de un metro y medio, los conciertos al aire libre eliminarían esta limitación de un plumazo. No es tan fácil como parece, de todas formas: conciertos al aire libre no significará que puedas llamar a tu batería y a tu bajista y a tu guitarrista y podáis empezar a tocar en la plaza mayor de tu ciudad. Será necesaria en este sentido un trabajo coordinado con los ayuntamientos, que deberán repensar los espacios públicos en los que se pueda ofrecer música en directo. Hay más trabajo del que parece.
Conciertos sentados o sentados, pero a distancia
Lo decíamos en el anterior punto: la obligación de mantener la distancia de seguridad es la medida que más va a afectar a los conciertos en la nueva normalidad. Por ello, en todas las salas (y al aire libre) habrá siempre entradas numeradas. A cada persona del público le corresponderá una silla que no podrá mover. Ante las quejas que esta solución momentánea suscitó, muchos promotores están hablando de modificarla: conciertos de pie, pero con áreas de movimiento restringidas. Es decir, entras a la sala y puedes saltar y bailar y todo lo que quieras, pero sin salirte de un par de baldosas. Otra idea son los conciertos de pase doble para poder tocar para grupos de público más reducido.
Otras propuestas
También hay gente pensando en alternativas a todo lo que hemos comentado. Dos de las más valoradas hasta el momento son los túneles de desinfección y el Sistema Marko.
Los túneles de desinfección se instalarían a las puertas de los grandes festivales y se supone que garantizarían que cualquier persona que los cruza quedaría, como su propio nombre indica, desinfectado. ¿El problema? Que, por lo visto, de momento no son tan eficaces. Es decir, que en un contexto en el que miles de personas pueden compartir espacio a sus anchas durante muchas horas, los túneles de desinfección no son actualmente y por sí mismos una garantía suficiente de que el virus no circularía a sus anchas. El sistema Marko, ideado por el español Josan Serrano, consistiría en una parcelación del espacio en pequeñas zonas de 150 metros cuadrados. Cada palco tendría un aforo máximo de 50 personas y habría arcos de admisión, por lo que solo se podría dar acceso a una zona a cada usuario. Eso también permitiría controlar el aforo de forma sencilla. Además, cada cuatro espacios habría una barra central que suministraría comida y bebida. Con respecto a los baños, colocados en fila a ambos lados del recinto y las personas dentro de cada espacio tendrían unos baños asignados.
Suponemos que el mayor éxito de una u otra alternativa estará siempre determinado por el rendimiento económico –siempre respetando las medidas de seguridad y sanidad- que aporten a los implicados en la celebración de un concierto.
La OMS ha hablado
La Organización Mundial de la Salud ha emitido un informe con una serie de recomendaciones a la hora de organizar y celebrar conciertos. Para los promotores, la OMS aconseja realizar eventos de forma virtual, o al aire libre, ajustar los aforos, evaluar el estado de los posibles asistentes, ajustar la duración del concierto, evaluar la capacidad de respuesta ante una posible situación de pánico, instalación de áreas de lavado de manos, desinfección frecuente de los espacios y control de proximidad. Para los asistentes a los conciertos, la Organización Mundial de la Salud aconseja evitar acudir a estas convocatorias si se han tenidos síntomas de coronavirus o se ha estado con personas que lo hayan sufrido, así como si se está en el colectivo de personas en riesgo. Y sí, tal y como te imaginabas, la OMS desaconseja cualquier pogo o baile colectivo fuera de las medidas permitidas. Toca esperar, amigos.
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